Luigi: Epa Mona; ¿cómo estamos con el aliento?
Mona Lisa: Si se me ocurre abrir la boca en horario de oficina, aniquilo a 90 japoneses de un solo guamazo.
Luigi: No digo yo, siglos de siglos sin abrir esa boquita.
Mona Lisa: Sí, y que conste que me gustaría hacerlo, pero no nos mintamos, la buena salud del Louvre depende de esta pose.
Luigi: Por cierto, ¿fue idea tuya o de Da Vinci modelar así?
Mona Lisa: La sonrisa a medio andar es mi patente, mi trademark mucho antes de que me convirtiera en carne de las artes, Leonardo simplemente la capturó muy bien.
Luigi: ¿Te salía por default o la accionabas oportunamente?
Mona Lisa: Ningún default, por accidente lo que tengo es una carcajada de bruja con dientes filo e navaja. Para evitarla ensayé mucho este malabar de los labios frente al espejo; técnicamente lo que hago es una mueca, pero no sabes cuanto me costó desarrollarla hasta el punto de que se viera natural. Al pasar el tiempo descubrí que mi escueta sonrisa ponía a los hombres malosos, cosa que me encantó, entonces empecé a activarla indiscriminadamente en cenas, misas y demás actividades sociales que tuviesen a apetecibles machos incluidos.
Luigi: ¿Entonces es posible que el artista haya querido transmitir un poco de cachondez con su obra?
Mona Lisa: Se podría decir que sí, aunque la directriz que me dio fue: muñeca, pon tu sonrisa a mitad de un “sería feliz cortándotelo” y un “si me besas te perdono”. Sin embargo, la gente al verme en el cuadro parece leer mi mente diciendo: “solo abro esta boca para comer pollas”. Sabía muy bien como hacer las cosas el maestro.
Luigi: Sea como sea, ese gesto en tu rostro te convirtió en una rockstar del arte renacentista.
Mona Lisa: No le quitemos méritos a Leo. Me pimpeó algunas facciones, fue casi cirugía estético facial lo que me hizo, además me dio un inmerecido aire de respetable señorona que me viene bien, siempre fui muy mal portada la verdad. Ya habrás leído toda la paja que los críticos de arte, psicoanalistas y demás ociosos han escrito sobre este bombón. Y eso que no se me ve la cuerpa.
Luigi: Jamás había pensado en eso!! quizás no sea una pregunta prudente pero… ¿que tal el paisaje por allá abajo?
Mona Lisa: Te mueres Luigi!!!!… claro, recuerda que mucho antes de que existiera Yves Saint Laurent, las gorditas éramos las que nos comíamos a los príncipes en toda Europa. Digamos que tengo una sustanciosa retaguardia. Hoy en día el público ha perdido afecto por este tipo de colas, pero en aquel entonces…
Luigi: No te creas, tengo un tío que descalifica a toda mujer que no ostente un trasero mamut size. Suele decir: “no llevo a mi cama a nadie que carezca del material suficiente para mantener a mis manos ocupadas” .
Mona Lisa: Preséntamelo, yo soy su tipo. Son ya 5 siglos sin que me den unas vuelticas en la cama.
Luigi: Veré que hago, pero te advierto que está mayorcito Mona.
Mona Lisa: Leonardo también lo estaba.
Luigi: Quieres decir que Da Vinci y tu …
Mona Lisa: No he dicho nada, una dama jamás habla de esas cosas.
Luigi: Siento que se te chispoteó entonces.
Mona Lisa: Leito era lo más parecido a Lenny Kravitz en esa época, una estrella en todo su esplendor. No te niego que le tenia ganas al viejito, pero ya sabes, la Viagra estaba a siglos de ser inventada. No se pudo.
Luigi: También he leído que el maestro prefería a los Giocondos sobre las Giocondas.
Mona Lisa: También dicen que soy su autorretrato, su madre, su hija bastarda, un demonio, un marciano, un ángel, un transgénero; he escuchado que hay entendidos muy respetados que aseguran que por la inclinación de mi espalda y la expresión en mi rostro, me retrataron sentada en la letrina poniendo una… eso, tu entiendes. Han hablado demasiadas sandeces.
Luigi: Si, demasiadas conjeturas para explicar un cuadro de 80 por 60 cts.
Mona Lisa: Así es, y bueno, espero ahora si me disculpes, pero se acerca la hora de apertura en el museo. Hoy la entrada es gratis para todos los estudiantes y me toca una rutina de ejercicios de calentamiento antes de hacer el teatro de mi sonrisa. No es fácil congelarla tantas horas.
Luigi: Seguro Mona, pero antes, si no es un abuso, una última pregunta.
Mona Lisa: Dispara maracucho
Luigi: Si en un momento no resistes y decides por fin acabar con el enigma de tu inerte sonrisa, cortar ese sutil encanto ante un concierto de turistas que a casa llena tienen sus ojos clavados sobre ti, si un buen día decides romper el silencio contra el vidrio de seguridad con una frase, una sola frase. ¿Cual sería?
Mona Lisa: Gritaría bien duro: ¡es cierto, solo abro esta boca para comer pollas!